A partír de la pasada convención celebrada en Valladolid, el PP se había propuesto salvar el reto de las elecciones europeas del 25 de mayo centrando el debate político en torno a la idea-fuerza de la pretendida
recuperación económica. Más allá de su
limitada trascendencia real, esa cita con las urnas permitirá comprobar hasta
donde castiga el electorado el rosario de incumplimientos y estropicios sociales
ocasionados por el gobierno de Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy |
Sin
embargo, a estas alturas de febrero el PP sigue sin designar al sucesor de
Mayor Oreja al frente de su lista europea y, lo que es peor, no consigue situar en el primer plano político la
supuesta recuperación económica. En las tres semanas posteriores a la
convención de Valladolid las ha tenido
tiesas internamente para nombrar un nuevo líder en Andalucía, no ha conseguido
resolver la división que ha producido en sus propias filas la ley Gallardón, ha visto como se
enconan los enfrentamientos entre sus barones por cuenta del futuro modelo de
financiación autonómica y ha escrito en Ceuta una infame página que abochorna a
cualquier país democrático. Todo ello mientras sigue pudriéndose el problema
catalán y Rajoy anda dandole vueltas a una posible crisis de gobierno que, de producirse alrededor del próximo debate sobre el Estado de la Nación , sería inminente.
Arias Cañete y Juan Vicetne Herrera |
Aunque
su deseo era que el actual fuera su último mandato, lo cierto es que Herrera
sigue manteniendo su indefinición al respecto, lo cual deja abiertas
todas las posibilidades, incluida la de hacer mutis
por el foro de la noche a la mañana si Rajoy le asigna otro destino político. A fín de cuentas
estaría repitiéndose la historia de 2001, cuando José María Aznar nombró
ministro a Juan José Lucas y éste cedió el testigo precisamente al propio Herrera.
Lo de menos es que su destino fuera el ministerio de Agricultura, cartera por
cierto ocupada en su día por un ex presidente de la Junta , Jesús Posada, y por
una segoviana de adopción política, la malograda Loyola de Palacio. Y tampoco
sería el único presidente de una comunidad gobernada por el PP que deja el
cargo ahora: Ramón Luis Válcarcel cambia la presidencia de Murcia por un escaño
europeo y otro ilustre veterano, Pedro Sanz, también está buscando salida. En el
caso de Herrera, las posibilidades no se agotan en un ministerio, ya que tampoco
le haría ascos por ejemplo a una plaza en el
Consejo de Estado.
La incógnita se despejará en breve, al igual
que el rumor sobre la posible inclusión del consejero de Economía, Tomás
Villanueva, en la lista europea del PP. En el caso de que presidente de la Junta siga en su puesto, la
salida de Villanueva le permitiría afrontar un reajuste de gobierno más amplio
que el del mero nombramiento de un nuevo titular de esa consejería. Sería la
ocasión pintiparada para reincorporar a Rosa Valdeón, con la que Herrera está
en deuda desde el día en el que sacrificó su brillante trayectoria en la Junta en aras de salvar la
alcaldía de Zamora.
Óscar López y Pedro Arahuetes |
ALCALDES DANDO LA NOTA.- Y justo cuando la bicefalia se ha dado una tregua hasta las europeas, los
socialistas de Castilla y León se han encontrado con la intempestiva renuncia del
alcalde de Segovia, una de las dos únicas capitales de provincia con gobierno
municipal socialista. Los motivos de su decisión solo los conoce Pedro
Arahuetes y no ha tenido a bien explicarselos a la ciudadanía, lo cual me parece una injusticable falta de respeto democrático. Tan criticable es largarse súbitamente sin dar
explicaciones como aferrarse al cargo de la forma que lo han hecho dos alcaldes
tan cuestionados como los de Valladolid y Burgos.
Su imputación por un presunto
delito de desobediencia le ha venido al pelo a Javier León de la Riva para postularse como
candidato de nuevo a la
Alcaldía en 2015. Y, para mayor escarnio ciudadano, ahora con
el respaldo pleno y unánime del PP, sin las reticencias que provocó meses atrás
su primera postulación. Y en cuanto al alcalde de Burgos, Javier Lacalle, puede
admitirse que su patética actuación en el conflicto de Gamonal no le
deslegitime democráticamente para mantenerse en cargo. Pero su negativa a
explicar la presunta manipulación de su declaración de bienes depositada en el
Ayuntamiento le descalifican para seguir representando a los ciudadanos
burgaleses. Y ahí sigue, sin inmutarse. Comprensible por otra parte en alguien
con un curriculum personal en el que no consta ningún antecedente profesional fuera de la política…