Huelga decir que el XXXI Aniversario del Estatuto de
Castilla y León llega en un momento poco propicio para los fastos
institucionales, nada que ver con aquellas conmemoraciones por todo lo alto en
plena expansión de la burbuja autonómica. El Estado de las Autonomías está hoy
políticamente más cuestionado que nunca y en una situación financiera insostenible. Los
efectos de la crisis han socavado los cimientos del sistema autonómico y con
ellos los de los servicios públicos esenciales (Sanidad, Educación y Dependencia)
que presta. El dato de que la
Junta de Castilla y León dispone en 2014 del mismo volumen de
gasto que tenía hace diez años antes da perfecta idea de la regresión que estamos
sufriendo.
Pleno de las Cortes de Castilla y León |
Pero con ser el de consecuencias más acuciantes, el económico no ha sido el único retroceso registrado en los últimos años. La involución es igualmente constatable en términos de cohesión política, social e institucional. La idea de comunidad está hoy en Castilla y León más desdibujada que hace una década.
UN
ESTATUTO FALLIDO.- A finales de 2007, antes de que asomara la crisis, se aprobó una reforma del
Estatuto de Autonomía que sus promotores, PP y PSOE, presentaron como una
especie de panácea destinada a resolver por sí misma los endémicos males de
Castilla y León. Ibamos a dejar de ser una comunidad de segunda para
equipararnos plenamente a las Autonomías de primera. A contracorriente de aquel
triunfalismo, algunos tuvimos la osadía de expresar nuestro escepticismo,
afirmando que tales expectativas no se sustentaban sobre ninguna base sólida.
El nuevo Estatuto contenía mucha hojarasca decorativa y muy poca sustancia
efectiva para reforzar los dos pilares de cualquier autogobierno: la
financiación y el techo competencial.
Desde el
punto de vista de las competencias, el único avance sustancial era la pretendida
transferencia de la gestión de la
Cuenca del Duero, mediante la que la Junta aspiraba a asumir el
grueso de las competencias que residen en la Confederación
Hidrográfica. Y ya saben lo ocurrido: El Tribunal Constitucional
tumbó sin contemplaciones dicha aspiración.
Cristóbal Montoro y Pilar del Olmo, en alegre camaradería |
Y tararí que te ví: se aprobó un nuevo modelo de financiación, el todavía vigente, que ha resultado tan insatisfactorio como los anteriores, aunque, a la vista de cómo pinta el panorama sobre el próximo, es posible que terminemos añorandolo.
Es cierto que aquella reforma del Estatuto
incluyó avances sociales tales como el de elevar a rango de Ley el Dialogo
Social y establecer el derecho a la Renta
Básica de Ciudadanía. Pero para poner en marcha esas iniciativas no
era necesario reformar el Estatuto, como de hecho no hizo falta en su día para
crear el Consejo Económico y Social, cuyo origen se remonta a la
presidencia de Jesús Posada, el hoy
presidente del Congreso de los Diputados.
Y lo mismo puede decirse respecto al Plan Plurianual de Convergencia Interior, que, tras su incipiente puesta en marcha, ha terminado abandonándose justo cuando más necesario es promover inversiones públicas que contribuyan a corregir los desequilibrios territoriales internos en la comunidad autónoma.
Y lo mismo puede decirse respecto al Plan Plurianual de Convergencia Interior, que, tras su incipiente puesta en marcha, ha terminado abandonándose justo cuando más necesario es promover inversiones públicas que contribuyan a corregir los desequilibrios territoriales internos en la comunidad autónoma.
El tiempo ha ido dejando aquella cacareada
reforma estatutaria en papel mojado. Siete años después de aprobada, la
comunidad no ganado una sola competencia (ni siquiera ha asumido las
correspondientes a la
Justicia , transferibles desde el año 2000), no ha resuelto el
problema de su financiación y asiste, impasible, a su actual sangría demográfica. Y para acabar de deteriorar
la situación, el gobierno Rajoy, con su amplia gama de recortes sociales y la
aprobación de leyes como la Reforma Local
de Montoro y la LOMCE
ha invadido y menoscabado aún más el ámbito de ésta y de todas las demás comunidades
autónomas.
HACIA UNA MANCOMUNIDAD DE DIPUTACIONES.-
Añádase a ello que en el plano interno, en lugar de avanzar hacia un
autogobierno más transparente y participativo, se ha utilizado la coartada de
la crisis para limitar la autonomía y capacidad de las instituciones de
consulta, control y fiscalización (Consejo Económico y Social, Consejo
Consultivo, Consejo de Cuentas y Procurador del Común).
Entretanto, en el "mausoleo" de Villa del Prado todo ha seguido igual o peor, con el PP utilizando su mayoría para obstaculizar todo lo que puede y más el control parlamentario dela Junta por parte de la resignada oposición.
Juan Vicente Herrera y los consejeros se sustraen como les viene en gana a las peticiones de comparecencia, que se acumulan durante meses, incluso años, atendiendo solo las que a ellos les interesan y cuando más les conviene. Y acabamos de asistir al veto del PP a la comisión de investigación solicitada por el grupo socialista sobrela Ciudad del Medio Ambiente
de Soria. Un veto previsible: Desde que Herrera es presidente -y está a punto
de cumplir 13 años- el PP no ha permitido ni una sola comisión de investigación
parlamentaria.
Entretanto, en el "mausoleo" de Villa del Prado todo ha seguido igual o peor, con el PP utilizando su mayoría para obstaculizar todo lo que puede y más el control parlamentario de
Juan Vicente Herrera y los consejeros se sustraen como les viene en gana a las peticiones de comparecencia, que se acumulan durante meses, incluso años, atendiendo solo las que a ellos les interesan y cuando más les conviene. Y acabamos de asistir al veto del PP a la comisión de investigación solicitada por el grupo socialista sobre
Entretanto, el desapego ciudadano hacia la
comunidad es cada vez más ostensible. En León añoran y se aprestan a conmemorar
la histórica manifestación leonesista celebrada hace 30 años. Aunque en su
expresión política está muy venido a menos, el leonesismo es un sentimiento
transversal compartido por todo el espectro político. Pero el desapego ya no es
exclusivo de León. Se ha extendido al conjunto comunidad, en toda la cual
venimos asistiendo a un rearme provincial que va a ir a más con el creciente
papel asignado a las Diputaciones por la Reforma Local de Montoro.
De seguir su actual proceso de deconstrucción política y social, la actual comunidad de Castilla y León no va a tardar nada en parecerse mucho a una Mancomunidad de Diputaciones.
De seguir su actual proceso de deconstrucción política y social, la actual comunidad de Castilla y León no va a tardar nada en parecerse mucho a una Mancomunidad de Diputaciones.