jueves, 26 de junio de 2014

La tarde en la que la oposición descolocó a Herrera

En algo vamos avanzando. Esa vez no ha sido un discurso-ladrillo de dos horas el que ha abierto el debate sobre el estado de la comunidad. A Juan Vicente Herrera le bastaron ayer 95 minutos de tirón para tratar de convencernos de que lo peor de la crisis ha pasado y de que estamos saliendo ya del túnel. Y además salimos habiendo mantenido prácticamente intacta, si es que no la hemos mejorado, la Sanidad, lo mismo que la Educación, la Dependencia y demás servicios públicos que presta la Junta. Todo un prodigio después de cuatro años reduciendo el “gasto social”, que en 2014 es inferior en 810 millones al presupuestado en 2010.


Juan Vicetne Herrera
 Si en los dominios de Felipe II no se ponía el sol, en los de Herrera hemos superado la crisis sin habernos enterado. Y todavía se molesta si alguien tacha de autocomplaciente su idílica visión de una comunidad en manifiesto declive político, económico, social y demográfico. Pero por más que se empeñe en edulcorar la realidad, el presidente de la Junta reflejó en su propio discurso el agotamiento de su ciclo político. Ni una sola idea o propuesta nueva a lo largo de todo el debate. Salvo su apoyo incondicional a la pseudoreforma fiscal del gobierno Rajoy, que va a agudizar aún más la insuficiencia financiera de esta comunidad autónoma.

 A Óscar López se le pueden achacar muchas cosas, y aquí lo hacemos, pero nadie le puede discutir su dominio de la escena parlamentaria. Ayer volvió a demostrarlo dando la vuelta a un debate que tenía muy cuesta arriba. El año pasado consiguió descolocar a Herrera al plasmar los efectos de la crisis a través de una serie de casos personalizados con nombres y apellidos. Este año, además de repasar esos mismos casos -todos los cuales han seguido igual, excepto el del afectado por el cierre de las guardias médicas nocturnas- se sacó de la chistera un conjunto de propuestas de regeneración democrática que puso en un auténtico brete al presidente de la Junta.

Óscar López
 Entre otras medidas, López propuso la de limitar por ley a dos los mandatos del presidente de la Junta, la de elegir a los candidatos al cargo mediante primarias abiertas y la de desbloquear las listas electorales. Lo normal es que Herrera hubiera calificado dichas propuestas de demagógicas, oportunistas y extemporáneas. 
Pero ayer no pudo hacerlo y López conocía la razón:  Esas mismas medidas fueron defendidas por el audaz consejero de la Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez, en un artículo publicado el pasado mes de octubre en el diario de cabecera del gobierno Herrera. Y el presidente no podía desautorizar a la mano que mece su cuna-diván.

 Así que Herrera salió del trance como malamente pudo, llegando a decir -él, que lleva 13 años de presidente- que no le parece mal la limitación a dos mandatos (ocho años). Naturalmente, sin comprometerse a nada. Y mostrando una flaca memoria en relación con otra de las medidas propuestas por López: la renuncia al aforamiento de los procuradores. Herrera dijo no recordar que dicho aforamiento se haya aplicado alguna vez en Castilla y León, y, que uno recuerde ha surtido efecto al menos en cuatro ocasiones, las dos últimas con  protagonistas que  no le son nada ajenos: el ex consejero de Fomento y ex presidente de las Cortes, José Manuel Fernández Santiago, en relación con una pieza separada del caso Gürtel, y  la ex vicepresidenta de la Junta y ex consejera de Medio Ambiente, María Jesús Ruíz, en relación con el caso de Las Navas del Marqués.

  La finta de López sobre la regeneración democrática dejó tocado a Herrera, cuyo gran argumento para justificar los recortes sociales en Castilla volvió a ser que han sido mucho mayores en Andalucía. ¿Es que acaso, de ser cierto, ello debe consolarnos? López remató su puesta en escena haciéndose la victima al tomarse como una alusión personal la referencia de Herrera a su estado “desesperanzado”. Fue una clara sobreactuación que le sirvió para recordar al presidente que en “política la soberbia y la prepotencia son malas consejeras” y “que mal tiene que estar usted para entrar en lo personal”.

José María González
 Herrera no tuvo mas remedio que negar esa intencionalidad personal y a partir de ahí cambió completamente de registro, se guardó cualquier otro reproche y acabo agradeciendo a López su buena disposición a renovar el pacto de comunidad sobre la financiación autonómica y a alcanzar un acuerdo que garantice a partir del próximo curso la concesión de becas a todos los universitarios que reúnan los requisitos. Este compromiso será a la postre lo único que saldrá en limpio de este debate, tras el cual seguirá empantanada la “ordenación territorial” de la comunidad.

 El procurador de IU, José María González, acudía pertrechado de las 2.135 quejas y propuestas recogidas en la campaña “A Herrera le diría”, con la que ha recorrido la comunidad en las últimas semanas. Y Herrera lo que le dijo es que no duplicara el papel que le corresponde al Procurador del Común y que por ese procedimiento no acepta que se impugne la política de la Junta. “Es desalentador comprobar que hemos vuelto al España va bien, seguido del Castilla y León va ir mejor”, dijo González que calificó de un insulto a la inteligencia la visión de la comunidad ofrecida por el presidente del gobierno autonómico. Ante lo cual Herrera le acusó de actuar con un “apriorismo ideológico” y de defender un modelo “estatista e intervencionista” propio de la antigua Unión Soviética o del régimen cubano, a los que atribuyó la exclusiva de una banca publica que a fecha de hoy funciona con éxito en países tan poco “totalitarios” como Canadá, Finlandia, Chile o Brasíl.

Alejandro Valderas
 Y otro que ayer consiguió descolocar al presidente de la Junta fue el leonesista Alejandro Valderas. No por su habitual discurso sobre los agravios a León por parte del “gobierno de Valladolid”, ni por reivindicar una autonomía leonesa segregada de la actual comunidad autónoma. Eso iba de suyo y no sorprendió a nadie.
 Lo que sorprendió fue que a Valderas le bastara coger la edición de ayer del “Diario de León” y repasarla desde el atríl para ilustrar el panorama que pinta por el viejo Reino. Fue el último descoloque sufrido por  Herrera, que no tuvo otra salida que la de agradecer una “reseña periodística” que reflejaba una realidad muy alejada de la que él percibe desde el colegio de la Asunción. Es evidente que a la “factoría de ficción” este debate no le ha resultado nada propicio.