Si la
palabra de los políticos, de todos en general, no estuviera tan devaluada, en
Castilla y León no llevaríamos desde principios de septiembre dando poco menos
que por segura la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas.
Simplemente porque el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, único facultado para activar ese
adelanto electoral, en ningún momento ha dejado de asegurar su propósito de
agotar la actual Legislatura, estableciendo como única condición para ello que
se mantenga la estabilidad de gobierno.
“Todo el mundo que me conoce, y lo he dicho hasta la saciedad,
sabe que lo que quiero es agotar la Legislatura”, reiteraba recientemente entrevistado por Carmen Morodo en el diario “La Razón”. “Pero también quiero estabilidad política y parlamentaria y espero que
se mantenga a lo largo de los 16 meses que nos quedan hasta acabar el mandato”,
añadía el presidente de la Junta.
Y siendo cierto que desde que la procuradora María Montero abandonó Ciudadanos el bloque de gobierno perdió la mayoría
parlamentaria, también lo es que ello no ha impedido la gobernabilidad. PP y
C´s han perdido desde entonces diversas votaciones parlamentarias y se han
visto obligados a admitir comisiones de investigación con las que no estaban de
acuerdo, pero todo ello en ningún momento han puesto en riesgo la estabilidad
del gobierno Mañueco.Alfonso Fernández Mañueco
¿Qué puede poner en estos
momentos en riesgo esa estabilidad? La respuesta es obvia: Que la Junta no
pudiera sacar adelante los Presupuestos de la Comunidad para 2022 que
actualmente tramitan las Cortes. Si se diera ese supuesto, el presidente
dispondría de un argumento de peso para disolver la Cámara y adelantar las
elecciones. Pero ese supuesto es extremadamente remoto, ya que, una vez que el
partido “Por Ávila” (XAV) accedió a aprobar el techo de gasto, todo apunta a
que, solventados los tiras y aflojas en la negociación de las contrapartidas,
la formación abulensista aportará su voto para que los Presupuestos sigan
adelante.
Las recientes declaraciones a este diario del
alcalde de Ávila y líder de XAV, Jesús
Manuel Sánchez Cabrera, condicionando el acuerdo presupuestario a la no
convocatoria de elecciones anticipadas son de una lógica aplastante. “Sería absurdo negociar unos Presupuestos
para que el día después se convoquen unas elecciones y esos Presupuestos no se
ejecuten”, argumenta Sánchez Cabrera, quien haría un papelón si las
contrapartidas obtenidas para Ávila quedan en papel mojado a causa de un
adelanto electoral. Pero XAV no puede tensar mucho esa cuerda, ya que si su
intransigencia hace fracasar los Presupuestos, se esfumará cualquier
contrapartida.
Si, como es previsible, los Presupuestos salen
adelante Mañueco carecerá de razones objetivas para incumplir su compromiso de
agotar la Legislatura. Tan solo le quedaría la excusa de precipitar las
elecciones para frustrar la moción de censura que los socialistas pueden volver
a presentar a partir del 10 de marzo. Pero a estas alturas esa es una excusa
muy cogida por los pelos, ya que por parte del PSOE resultaría una temeridad
reiterar una iniciativa que no tiene el menor viso de prosperar.Luis Tudanca en su escaño de las Cortes
Sondeo
disuasorio.- Entretanto, están apareciendo nuevos factores disuasorios
del adelanto electoral. Si la pasada semana nos referíamos aquí a un calendario
judicial adverso para el PP, no hay que perder de vista los resultados del
reciente sondeo electoral de Metroscopia. Sus resultados devuelven al PP a su
condición de fuerza más votada (34-37 escaños) pero alejado de la mayoría
absoluta que marcan los 41. Y lo que es peor, aritméticamente su único apoyo
posible para seguir gobernando sería Vox, que emergería como tercera fuerza
política con 10 u 11 procuradores.
A poco más de un año de las elecciones
autonómicas de 2023, es posible que, ante la perspectiva de gobernar bajo el
sometimiento de Vox, a Mañueco le traiga más cuenta mantener su actual alianza
con Ciudadanos, cuya corriente oficial, afín a Inés Arrimadas, que controla el grupo parlamentario, se ha plegado
completamente ante el PP, tratando con ello de evitar como sea un adelanto
electoral que certificaría la defunción del partido.
Verónica Casado y Francisco Igea |
Un problema de autoridad que, una
vez aprobados los nuevos Presupuestos, Mañueco puede resolver de un plumazo acometiendo
la oportuna remodelación de su gobierno. Ese sí sería un verdadero golpe de
autoridad.