¿Hacia dónde se dirige la
Sanidad Pública en Castilla y León? Esta es la pregunta que vienen haciéndose
tanto los ciudadanos como los profesionales sanitarios desde que Alfonso Fernández Mañueco accedió a la presidencia
de la Junta y en el reparto de competencias pactado entre PP y Ciudadanos,
encomendó la Consejería de Sanidad a Verónica
Casado, propuesta para el cargo por el socio minoritario.
Una pregunta imposible de responder a la vista
de la gestión errática, opaca, personalista y desconcertante por parte de una
consejera incompatible con el consenso social y político que requiere la
Sanidad Pública. Una consejera que ha conseguido poner en su contra a la
práctica totalidad de la comunidad sanitaria, así como al partido mayoritario
de la coalición de gobierno, el PP, que contempla con estupor su resistencia a
cumplir la orden del presidente de la Junta de restablecer la asistencia
sanitaria presencial en todos los centros de salud y consultorios locales de
Castilla y León.
Zamoranos defendiendo en la calle la Sanidad Pública |
En unos Presupuestos que crecen globalmente un
4,2 por ciento -de 12.291 a 12.835 millones- Sanidad tan solo incrementa su
dotación en un 1.91 por ciento, pasando de 4.365 a 4.449 millones. Exceptuada la
de Presidencia, que ve reducida su dotación, Sanidad es la consejería que menos
crece en 2022. Y se trata además de un crecimiento ficticio, ya que ese exiguo
1,91 por ciento estará a finales de este año muy superado por el IPC acumulado
durante 2021, que a estas alturas supera ya el 3 por ciento. Ese diferencial de
inflación supone que la Junta recorta en euros constantes su Presupuesto
sanitario,
Dato muy revelador de este
retroceso presupuestario es su relación con el PIB regional. En 2021 el gasto
sanitario ha representado el 7,58 por ciento del PiB; en 2022 ese porcentaje desciende
hasta el 7,05 por ciento, una caída nada menos que del 0,53 por ciento. Por lo
demás, aparte de su nueva ocurrencia de ofertar plazas de médico de familia a
través de Twitter, nadie sabe por dónde pasan los planes de la consejera para
arreglar el desaguisado de la atención primaria tanto en su ámbito urbano como
en el rural.
Igea, Mañueco y Carriedo en la presentación de los Presupuestos
Triunfalismo sin venir a cuento.- Soslayando este recorte en Sanidad, el presidente de la Junta y
el vicepresidente Igea no han
escatimado triunfalismo al presentar unos Presupuestos que, en palabras de
Fernández Mañueco, va a impulsar la “remontada” de Castilla y León tras los
estragos económicos de la pandemia. Y es cierto que, exceptuada de la Sanidad, tanto
las consejerías asociadas al gasto social como las encargadas de fomentar la
actividad económica y el empleo, así como las tradicionalmente inversoras,
aumentan sus recursos, y en algunos casos de forma muy notable. Pero no es
mérito del gobierno autonómico, sino de la llegada del maná de los fondos
europeos integrados en el Plan de Recuperación y Resilencia.
Sin esos 624,4 millones de
los Fondos Next Generation estaríamos hablando de una congelación, si es que no
de un retroceso presupuestario. Las cifras no engañan. Los nuevos Presupuestos incrementan
a los vigentes en 544 millones, un 4,42 por ciento, porcentaje además inferior
a la previsión de crecimiento de la propia Junta. Y a ese maná europeo se suman
los 190 millones que por fin transfiere el Estado para saldar el conflicto
contraído por el impago último trimestre del IVA de 2017, aquel escamoteo del
ministro Cristóbal Montoro que tanta
cola ha estado trayendo.
Ambos elementos explican ese
milagro de que el gasto disponible para las Consejerías crezca hasta los 10.437
millones (654 más que en 2021), al tiempo que se aumentan hasta los 509 los
beneficios fiscales a los contribuyentes (434 de ellos como consecuencia de la
bonificación a Sucesiones y Donaciones) con nuevas exenciones entre las que
emanan especial tufo electoral las aplicadas a las licencias de caza y pesca,
sector muy proclive a Vox.
1.300 millones de euros por el sumidero de la deuda |
El lastre de la deuda pública.- Hechas estas salvedades,
a poco que se analicen las cuentas se concluye que estamos ante unos nuevos presupuestos
lastrados por una estructural insuficiencia financiera que sigue disparando la deuda
pública, situada a mediados de este año en 13.290 millones (el 23,8 por ciento
del PIB regional). Pese a que los bajos intereses y el menor importe de las
amortizaciones reducen en 143 millones el coste de ese endeudamiento en 2022,
la deuda absorberá 1.300 millones de euros de las nuevas cuentas, cuantía
superior a la dotación presupuestaria de ocho de las diez consejerías.
Salvo Sanidad y la Educación (2.501 millones)
todas las demás disponen de menor presupuesto de lo que cuesta la deuda. La más
que recibe mayor ración de maná europeo es la de Fomento y Medio Ambiente, que
pasará a gestionar 692 millones, el 27,60 por ciento más que este año. Dicho crecimiento
es tan espectacular como relativo, por cuanto dicha dotación sigue muy por
debajo de los más de 1.054 millones de euros que Fomento y Medio Ambiente sumaban
en 2009, antes de que irrumpiera la crisis financiera. Y otro tanto puede
decirse de Agricultura, cuyo nuevo presupuesto (573 millones) sigue siendo muy
inferior al gestionado por la consejería en ese mismo año (676,5). Lo mismo que
ocurre con el de Cultura, aun remontando hasta los 152 millones, sigue a años
luz de los 249 de que dispuso en el citado 2009.
En fin, unos Presupuestos
que ni siquiera con la incorporación de esos 624 millones del nuevo maná
europeo, que está por ver como se aplican, son como tirar cohetes.
(Publicado en elDiario.es Castilla y León)