“En el PP no hay pucherazos”, presumía hace unos días Pablo Casado al rebufo del fiasco en el
que han devenido las primarias convocadas por Ciudadanos para elegir su
candidato a la presidencia de la
Junta de Castilla y León. Afirmación ciertamente irrebatible.
En su partido no hay pucherazos en ninguna elección de este tipo, es
metafísicamente imposible que pueda haberlos. Por la sencilla razón de que el
PP no elige sus candidatos a cargos públicos mediante ningún proceso de
primarias. Los designa a dedo la dirección y, si llega el caso, como ocurrió en
diciembre con los candidatos a las alcaldías de Segovia y Ávila, directa y
personalmente el “dedazo” del propio Casado.
Pablo Casado y tras él, Alfonso Fernández Mañueco |
Bien es
verdad que, en evitación de conflictos territoriales internos, indultó en su
momento al andaluz Juan Manuel Moreno
Bonilla -cabe maliciarse también que creyendo que se iba a estrellar frente
a Susana Díaz- o al propio Alfonso
Fernández Mañueco, a los que, si le hubiera venido en gana, podía haber
dejado compuestos y sin candidatura, como de hecho hizo en Asturias con la
presidenta autonómica del partido,
Mercedes Fernández, o en primera
instancia en Cantabria, donde la pifió al designar a alguien tan políticamente
insolvente como la atleta Ruth Beitia.
Dicho todo lo
cual, ha de reconocerse que el PP no engaña a nadie, de forma que, una vez que
se encomienda al dedo de la dirección, no cabe acusarle de ningún paripé de
primarias. A este respecto, la impostura de Ciudadanos no puede ser más
absoluta, ya que fue el partido que enarboló las primarias como enseña de la
regeneración democrática que pretendía abanderar, hasta el punto de llegar a
proponer que dicho procedimiento fuera de aplicación obligatoria a todos los
partidos mediante ley aprobada al efecto.
Albert Rivera y Manuel Valls |
Por su parte, el aparato del PSOE disimula mal
que asume las primarias como un mal inevitable a administrar con el máximo de
las precauciones. Resulta inobjetablemente democrático el procedimiento en lo
que se refiere a la elección de los principales cargos orgánicos, como puso de
relieve la rotunda victoria de Pedro
Sánchez sobre Susana Díaz en las
primarias federales. Pero lo de celebrarlas para elegir candidaturas a cargos
públicos es harina de otro costal. Tan solo están reguladas para los candidatos
a las presidencias de las comunidades autónomas y a las alcaldías de las capitales y
ayuntamientos de más de 20.000 habitantes. Y de cara a las elecciones
autonómicas del 26 de mayo, en lo que se refiere a Castilla y León la
militancia no ha tenido ocasión de ejercer su voto, ya que a ambos procesos -el convocado para elegir al candidato a la
presidencia de la Junta
y el correspondiente a dicho grupo de alcaldías, 15 en total- ha comparecido en
todos los casos una sola candidatura.
Mari Luz Martínez Seijo |
No se ha
atrevido hacer lo mismo en León, ya que desplazar de dicho puesto al secretario
provincial, Javier Alfonso Cendón,
equivalía a abrir en vísperas electorales una grave crisis en el socialismo
leonés, en evitación de lo cual ha buscado hueco en la lista europea al
predilecto de Ferraz, Ibán García del
Blanco, con lo que el PSOE de Castilla y León dispondrá a partir de mayo de
dos eurodiputados: el susodicho, número siete de la lista, y la vallisoletana Iratxe García, número dos
inmediatamente detrás de José Borrell.
Y en este capitulo de las primarias tampoco
está Podemos en las mejores condiciones de criticar la paja en el ojo ajeno.
Sus primarias no han sido nunca un dechado de democracia interna, no tanto por
las dudas sobre las garantías de unos procesos exclusivamente telemáticos, como
por el vicio de raíz de un sistema en el que la corriente mayoritaria acapara
los principales puestos, dejando tan solo migajas al resto de los candidatos.
Dolores Martín-Albo |
La palma se la ha llevado la secretaria de Acción Institucional, Dolores Martín-Albo, quien, tras haber obtenido el primer puesto de la lista al Congreso de Burgos, concurrió después a las primarias para ser procuradora y concejala por Zamora, que es donde tiene fijada su residencia (posteriormente, ha renunciado a formar parte de estas dos últimas listas, para asumir, en calidad de “cunera”, el número uno de la candidatura burgalesa a
Y el
secretario autonómico, Pablo Fernández,
que se ha despachado a gusto a propósito del apoyo del aparato de Ciudadanos a Silvia Clemente, parece haberse
olvidado de aquel “tuit” colgado por Pablo
Iglesias el 2 de enero de 2015, en el que señalaba que le había pedido a él y a otro compañero que no hace al caso recordar “que trabajen juntos
para preparar un equipo ganador para Podemos en Castilla y León”.
Por no hablar de la actitud de Podemos huyendo como alma que lleva el diablo de la propuesta de celebrar primarias conjuntas con IU para concurrir en coalición a las elecciones autonómicas y municipales en Castilla y León, negativa que convierte a la formación morada en la máxima responsable del fracaso de la confluencia de ambas fuerzas políticas y de las consecuencias que de ello se deriven.
Por no hablar de la actitud de Podemos huyendo como alma que lleva el diablo de la propuesta de celebrar primarias conjuntas con IU para concurrir en coalición a las elecciones autonómicas y municipales en Castilla y León, negativa que convierte a la formación morada en la máxima responsable del fracaso de la confluencia de ambas fuerzas políticas y de las consecuencias que de ello se deriven.