Aunque sus
100 primeros días se cumplieron el viernes 25 de octubre, festividad de San
Frutos para más señas, el gobierno bipartito PP-Cs realizó el pasado viernes su
escuálido balance de sus cuatro primeros meses al frente de la Junta. Ocasión pintiparada para
que el presidente, Alfonso Fernández
Mañueco, y el vicepresidente, Francisco
Igea, comparecieran juntos y en armonía tras la borrascosa resaca
electoral del 10-N.
Mañueco e Igea el pasado viernes en la Junta |
¿Cómo saldría Igea del trance en el que su
propia soberbia le había colocado? ¿Reconocería humildemente que algo mal
habrían hecho su partido y él mismo para merecer ese durísimo castigo en las
urnas? En absoluto. Lejos de ello, desviaba la atención en el hemiciclo de las
Cortes culpando al PSOE del fulgurante ascenso de Vox, ocurrencia aderezada con unas desdichadas alusiones a la eventual reposición del monumento falangista
retirado del cerro de San Cristóbal y al riesgo de tener que adoptar el
“Montañas nevadas” como futuro himno de la comunidad.
Y hacía esa imputación el dirigente de un
partido, Ciudadanos, que, al tiempo que colocó un “cordón sanitario” al PSOE, otorgó
patente democrática a la ultraderecha admitiendo sus votos para gobernar con el
PP en Andalucía, Madrid o Murcia, comunidades en las que se ha disparado el
voto a Vox. (Sin olvidar que en
Castilla y León, Ciudadanos se alzó con la alcaldía de Palencia previo acuerdo
rubricado directamente con la formación ultraderechista)
Viñeta de Rodera en "Diario de Valladolid" |
Tuvo que salir horas después el secretario
general de Cs, José Manuel Villegas, para desautorizar tan
descabellada propuesta y recordar a Igea que corresponde a los órganos de la
formación fijar el rumbo a seguir, que por cierto no pasa por romper los pactos
con el PP, ya que ello sería renunciar a unas cuotas de poder que ni en sueños
volverá a tener un partido que, después del 10-N, ha pasado al estado zombi.
Una hecatombe ganada a pulso.- Manuel
Alcántara, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de
Salamanca, se ha mostrado extrañado ante el desplome electoral de Cs en
Castilla y León. “Es sorprendente que el
partido no haya sido capaz de aprovechar
su posición en el gobierno de la
Junta ”, manifiesta.
En mi opinión, ha ocurrido justamente lo contrario: su deplorable bagaje desde que comparte el gobierno autonómico ha contribuido a hundir aún más a un partido que a nivel nacional ya estaba completamente a la deriva. Los datos así lo certifican. Mientras en el conjunto de España Ciudadanos ha perdido el 59 por ciento de sus votantes, en Castilla y León han desertado el 64 por ciento, porcentaje asimismo superior en varios puntos al registrado en Andalucía (57,5) o en la comunidad de Madrid (59,6).
En mi opinión, ha ocurrido justamente lo contrario: su deplorable bagaje desde que comparte el gobierno autonómico ha contribuido a hundir aún más a un partido que a nivel nacional ya estaba completamente a la deriva. Los datos así lo certifican. Mientras en el conjunto de España Ciudadanos ha perdido el 59 por ciento de sus votantes, en Castilla y León han desertado el 64 por ciento, porcentaje asimismo superior en varios puntos al registrado en Andalucía (57,5) o en la comunidad de Madrid (59,6).
Procuradores de Ciudadanos en su bancada de las Cortes |
Han visto sus antiguos electores como
Ciudadanos apoyaba un incremento (de 80 a 93) del número de altos cargos de la Junta , la duplicación de la
plantilla de personal de confianza (jamás un vicepresidente de la Junta ha dispuesto de la
corte de asesores nombrados a dedo que rodea a Igea), o el incremento en un 10
por ciento de las subvenciones a los grupos parlamentarios.
Ha asistido estupefacto a episodios como el vodevil del apartamento de las Cortes, el apoyo de los 12 procuradores naranjas a la denigrante elección de Javier Maroto como senador por la comunidad autónoma o el silencio cómplice ante el fichaje de Ignacio Cosidó.
Ha contemplado cómo el partido que propugnaba la desaparición de las Diputaciones se encaramaba con un solo diputado a la presidencia de la de Zamora y exigía vicepresidencias en otras a cambio de que el PP siga campando por sus respetos en unas instituciones que Ciudadanos no se cansaba de tildar de “clientelares” y “caciquiles” (Veáse “El botín de Ciudadanos en Castilla y León”).
Ha asistido estupefacto a episodios como el vodevil del apartamento de las Cortes, el apoyo de los 12 procuradores naranjas a la denigrante elección de Javier Maroto como senador por la comunidad autónoma o el silencio cómplice ante el fichaje de Ignacio Cosidó.
Ha contemplado cómo el partido que propugnaba la desaparición de las Diputaciones se encaramaba con un solo diputado a la presidencia de la de Zamora y exigía vicepresidencias en otras a cambio de que el PP siga campando por sus respetos en unas instituciones que Ciudadanos no se cansaba de tildar de “clientelares” y “caciquiles” (Veáse “El botín de Ciudadanos en Castilla y León”).
Luis Fuentes, presidente de las Cortes |
Añádase a lo anterior la innata adicción a la
bronca con que actúa el vicepresidente de la Junta y su enfermiza atracción a pisar charcos,
cuando no a retozar en cualquier lodazal. El último ejemplo lo hemos visto con
ocasión de la huelga convocada contra el incumplimiento del acuerdo de
restituir la jornada de 35 horas a funcionarios y empleados públicos. ¿Hacía
falta provocar a los sindicatos con esa chulería faltona? ¿Era necesaria
sembrar la alarma social en el mundo rural anunciando un plan de cierre de los
consultorios médicos del que luego se ha visto obligado a dar marcha atrás?
¿Era de recibo suplantar las funciones de la Fundación “Las Edades
del Hombre” creando un conflicto territorial en un asunto que compete
exclusivamente a la Iglesia ?
Y así sucesivamente.
Empachado de tanto comerse sus propias palabras,
a Igea le da igual Chuchi que Maruchi y ocho que 88; tal es su esquizofrenia política. Hoy dice una cosa, mañana la contraria y
pasado lo siguiente que le dicte su inconmensurable ego. Y por supuesto, por más
que se esfuerce desde su consejería-trampantojo en publicitar medidas de
“regeneración política”, viniendo de quien vienen su credibilidad es la misma
que tendría Donald Trump intentando hacerse pasar por feminista.
Jesús García-Conde, procurador de Vox |
Pero el
problema no es el del PP, sino el del gobierno que preside Mañueco, encadenado
no ya a un partido zombi al que ha fiado competencias tan esenciales y
sensibles como la Sanidad ,
o tan imprescindibles como la
Ordenación del Territorio (sobre la que se mantiene idéntica
pasividad que sobre la lucha contra la Despoblación ). Encadenado fatalmente a un iluminado, el vicepresidente Igea, cuyo patológico afán de protagonismo le convierte en un pirómano
político capaz de prender fuego a cualquier cosa que pueda arder.
La “santa paciencia”
(sic) de Mañueco podrá ser tanta como la de Job, pero toda una comunidad, Castilla y León, no puede soportar
por mucho tiempo el deterioro institucional provocado por los continuos
desvaríos del número dos de la Junta. Alguien tendría que poner coto a tamaño
descrédito en la administración de la cosa pública.