lunes, 13 de mayo de 2013

El expolio de las Cajas (XIII): Málaga, capital financiera de Castilla y León



  Corría el año 2008 cuando Juan Vicente Herrera y demás compañeros de viaje (con el PSOE de Óscar López en el asiento de copiloto) lanzaron su apuesta por integrar en un mismo proyecto financiero las seis cajas de Castilla y León. Y no se había dado un solo paso y ya se abrió la típica disputa provinciana por acoger la sede de la futura gran entidad financiera de la comunidad. León y Salamanca, sedes centrales de Caja España y Caja Duero, aspiraban por derecho propio. Recuerdo que salió a la palestra Palencia postulándose como tercera vía, y que el alcalde de Valladolid, faltaría más, también reclamó esa oficiosa capitalidad financiera. Era cuando el Portavoz de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, profetizaba desde su púlpito jupiterino que las seis cajas de Castilla y León se iban a integrar “sí o sí”.


Herrera recibe a Medel en la Junta. Detrás, Villanueva y Del Canto
 Con el tiempo las seis cajas han sido engullidas por cuatro bancos diferentes con sede en otras tantas comunidades autónomas. Las primeras en desaparecer fueron Caja Ávila y Caja Segovia, diluidas en Bankia con los consecuencias por todos conocidas, especialmente lacerantes en el caso de la segunda, que ni siquiera ha dejado a salvo el patrimonio de la fundación heredera de su obra social. Después fue Caja Burgos la que, previo paso por Banca Cívica, ha sido absorbida por Caixa Bank, el banco de “la Caixa”. Ibercaja, la caja aragonesa, ha sido el destino de  Caja Círculo, la otra caja burgalesa. Y el último capítulo de esta almoneda pasa por la claudicación de convertir Caja España-Caja Duero (Banco CEISS) en una filial de Unicaja Banco, la entidad financiera andaluza con sede en Málaga.

 Por lo tanto, ni León ni Salamanca, ni Palencia ni Valladolid, ni ninguna otra ciudad de Castilla y León. Teniendo en cuenta que el banco CEIIS concentraba el 60 por ciento de los activos de las seis antiguas cajas, la principal sede financiera de la comunidad hay que situarla ahora en Málaga, seguida de Barcelona (Caixa Bank), Madrid (Bankia) y Zaragoza (Ibercaja). En estas cuatro capitales radican ahora los centros de decisión del desaparecido sistema financiero regional. En eso ha quedado el famoso “músculo financiero” apadrinado por Herrera, López y compañía.

 El CEISS se ha salvado de la “nacionalización” después de que el Banco de España y el FROB hayan cedido, una por una, a todas las exigencias de Unicaja, que va a hacerse cargo del fallido banco castellano-leonés prácticamente a coste cero. Braulio Medel, el presidente de la entidad malagueña, había visto en la red comercial de las antiguas Caja España y Caja Duero una estupenda oportunidad para emprender su expansión territorial fuera de Andalucía. Y esto es lo que consigue ahora al convertir el CEISS en un banco filial sin poner un solo euro.

 
Concentración en Zamora de afectados por las preferentes
Antes de formalizar el canje de acciones que consumará la operación, el CEISS ha de acometer con cargo a su balance tanto la nueva reducción de plantilla de las antiguas Cajas como el problema de las participaciones preferentes y deuda subordinada. El ERE pactado la pasada semana, que contempla la salida de 1.230 trabajadores, tendrá un coste aproximado de unos 180 millones de euros. Y las preferentes y la subordinada -en total 1.400 millones, mil de suscriptores particulares y 400 de inversores institucionales- deberán ser canjeadas por acciones, con las correspondientes quitas, que no van a ser inferiores al 40 por ciento. 

Además de lo anterior, Unicaja se cubre las espaldas ante eventuales reclamaciones derivadas de los 3.137 millones de euros de activos inmobiliarios de las antiguas Caja España y Caja Duero transferidos al “banco malo”, activos “tóxicos” de cuya valoración no acaba de fiarse el banco andaluz.
 Los 604 millones de euros en los que Bruselas cuantificó las necesidades  de capitalización del CEISS los aporta el FROB en forma de bonos contingentes convertibles, que era otra condición puesta por Medel para evitar la presencia de dicho organismo público en el Consejo de Administración de Unicaja. Esos 604 millones se suman al préstamo de 525 concedido en su momento por el propio FROB con ocasión de la fusión entre Caja España-Caja Duero.

Pese a las exigentes condiciones de Unicaja, el Banco de España y el FROB han preferido aceptarlas a tener que “nacionalizar” el CEISS y abordar directamente su saneamiento antes de sacarlo a subasta. Y como ya veníamos advirtiendo, la Junta, el PSOE y demás responsables políticos del fiasco de las antiguas Cajas están encantados con la solución. El CEISS es un banco en quiebra y tanto daba que fuera nacionalizado y subastado como entregado a Unicaja. Pero lo primero certificaba el gran fracaso político y financiero que fue la fusión de Caja España y Caja Duero y lo segundo permite camuflarlo y, a poco que nos descuidemos, venderlo poco menos que como un éxito.


Protesta laboral en León antes de pactar el ERE
 Lo cierto y verdad es que Castilla y León ha visto liquidadas en almoneda sus seis antiguas cajas de ahorro, que en su momento sumaban unos activos de 75.000 millones de euros. En el caso de Caja España y Caja Duero el balance es demoledor. Al final se habrán destruido 2.100 puestos de trabajo (el 37 por ciento de los existentes antes de la fusión), se habrán cerrado más de 450 oficinas y se deja al pairo a los 14.000 clientes suscriptores de participaciones preferentes. De la residual Obra Social, que, el pasado año dispuso de la quinta parte de Presupuesto que tenía en 2008, ya ni se molestan en hablar.

 Los responsables políticos de este “éxito” tienen los nombres y apellidos señalados aquí en diciembre pasado, cuando se constató la inviabilidad financiera del banco CEISS. Son básicamente los mismos que, según detalla hoy Miguel Ángel Ceballos en "últimoCero" en los últimos 7 años se levantaron mas de 12 millones de euros solamente en dietas. Sin olvidar la patética gestión profesional de su presidente, Evaristo del Canto, y su equipo, que en muy poco tiempo ha contribuido de forma notable al desastre. Para mayor inri, subiéndose impúdicamente los sueldos -en el caso de Del Canto en más de un 50 por ciento- mientras se desplomaba el balance de la entidad.