jueves, 2 de mayo de 2013

Sí se puede... y se tiene que hacer otra política

 En mayo de 2010, Zapatero, que dos días antes seguía obstinado en negar el alcance de la crisis, pegó de repente un brusco volantazo para cambiar de dirección y asumir la hoja de ruta de lo que después se ha dado llamar el "austericidio": reducción del déficit publico a costa de recortes y mas recortes sociales, subida de impuestos, despojo de derechos, desregulación laboral,  bajada de salarios, etc. etc. Preso del pánico ante la prima de riesgo y la espada de Damocles de una supuesta intervención, el ex presidente renunció a su programa electoral y a las señas de identidad de su partido, provocando una gravísima fractura con su electorado natural de la que, un año y medio después, el PSOE sigue sin recuperarse. (Y lo que, es peor, a tenor de las encuestas, hay serios indicios de que puede que no lo haga nunca).

Antes de desplegar la alfombra para que Rajoy entrara con mayoría absoluta en La Moncloa, Zapatero pactó con su sucesor esa ignominiosa reforma exprés de la Constitución que en parte legitima el servíl acatamiento del PP a los dictados impuestos por Merkel y la troika. Un implacable ajuste neoliberal que además encaja como anillo al dedo con el programa oculto de la FAES, el faro ideológico desde el que Aznar orienta el rumbo a seguir.

Rajoy en su versión plasma
 Pese a admitir los tremendos estragos económicos y sociales causados por ese programa, Rajoy se comporta como un conductor kamikaze en una autopista. Sabe perfectamente que es él, y no todos los demás, el que va en sentido contrario. Pero se siente obligado a esa huida hacia el abismo bajo las mismas presiones que Zapatero y probablemente por la ejercida desde la corriente mas ideológica de su propio partido, que ha encontrado en la crisis la coartada perfecta para ir desmontando el Estado de Bienestar y a ser posible privatizarlo por parcelas, como está sucediendo de hecho con la Sanidad pública madrileña.

Tras oficializarse la cifra de 6.200.000 parados, se ha alzado un clamor social y político contra el “austericidio”. Pero Rajoy sigue decidido a circular por el carríl contrario pase lo que pase, sin importarle que el riesgo de catástrofe social esté a la vuelta de cualquier curva. Sin embargo, no todos en el PP comparten esa estrategia suicida, que solo conduce a agudizar la recesión y ladestrucción de empleo. Determinados presidentes autonómicos no ocultan su incomodidad ante la degradación de los servicios públicos esenciales (Sanidad, Educación, Dependencia, Protección Social, etc.) que les toca administrar. No se sabe cuanto de sinceridad y cuanto de impostura oportunista hay en esa discrepancia, manifestada con toda rotundidad por Juan Vicente Herrera, partidario ahora de combinar los ajustes con medidas de estímulo que incentiven el crecimiento económico y la creación de empleo.

¿Es posible desde el ámbito competencial de una comunidad autónoma aplicar medidas contra la crisis fuera del catón neoliberal que nos está sepultando? No solo es posible, sino que, dada la contumacia del gobierno Rajoy, empieza a ser imprescindible. 


J.V. Herrera en el pasado congreso regional de UGT
Lo viene haciendo, pese a todos los obstáculos, la Junta de Andalucía, con actuaciones tan decididas como el decreto de expropiación temporal de viviendas con destino a las familias desahuciadas, medida que por cierto no se ha atrevido a recurrir el gobierno central ante el Tribunal Constitucional. Otro ejemplo andaluz, boicoteado obscenamente por el ministerio de Sanidad, fue el del concurso convocado para la compra centralizada de medicamentos, que suponía un multimillonario ahorro en la factura farmaceútica, algo poco menos que  intolerable para la ministra Mato.

Y asimismo a contracorriente del gobierno Rajoy fue el impuesto sobre los depósitos bancarios creado en Andalucía, Canarias y Extremadura -esta ultima gobernada por el PP-  “contraprogramado” después por el Ministerio de Hacienda, que, eso sí, tendrá que compensar a esas tres comunidades con lo que dejen de recaudar por ese concepto.

 No vamos a esperar de Juan Vicente Herrera tamañas osadías. Pero ya que se va a elevar al alza el déficit fijado a las comunidades autónomas para 2013, miren por donde la Junta va a disponer de margen para llevar a la práctica esos incentivos al crecimiento económico y a la creación de empleo que su presidente predica. Solamente con que el déficit pase del 0,7 al 1,2 fijado en principio, Castilla y León dispondrá de un “suplemento presupuestario” de 275 millones de euros. Y si el nuevo techo se elevara hasta el 2 por ciento, como pide la consejera de Hacienda, esa cantidad sobrepasaría los 700 millones de euros.

 Con esa disponibilidad de recursos a la vista y 262.600 parados en la comunidad, ya esta perdiendo tiempo el presidente Herrera no convocando con urgencia ese gran pacto regional por el empleo y el crecimiento económico que le están reclamando los sindicatos y la patronal, como debería estar haciendo ya la oposición, que para eso apoya incondicionalmente a la Junta en su reivindicación de una mejor financiación autonómica por parte del Estado. Se puede hacer otra política en esta comunidad. Claro que se puede. Es tan sencillo como que el presidente de la Junta pase de las palabras a la acción. Así de sencillo y mucho me temo que así de improbable.