lunes, 20 de mayo de 2013

Herrera se arruga y claudica ante Rajoy

 La Junta de Castilla y León y su presidente, Juan Vicente Herrera, tienen muchos y variados motivos para estar rebotados con el gobierno de Mariano Rajoy. Los ninguneos y agravios comenzaron desde el primer Consejo de Ministros (diciembre de 2011), continuaron a lo largo de 2012 y han seguido en lo que va de 2013. Aquí hemos  ido dejando constancia de ellos y del creciente deterioro de las relaciones tanto en el ámbito del partido -no es casual que Herrera haya faltado a tres de los últimos cuatro comités ejecutivos nacionales celebrados en la calle Génova- como en el institucional.


 En este tiempo se cuentan con una mano los ministros que han visitado Castilla y León y sobran dedos de esa misma mano para contar los que han recibido en Madrid al presidente de la Junta. A estas alturas del conflicto de la minería el ministro de Industria, José Manuel Soria, sigue sin reunirse con el presidente de la Junta, si bien tampoco consta que éste haya solicitado ese encuentro. En todo caso, ignorando por completo al gobierno de la comunidad, Soria está liquidando el carbón, poniendo al borde del estallido social a las comarcas mineras. Si existiera, la relación entre el ministro de Industria y la Junta habría calificarla de tormentosa, pero lo mas grave ese que esa relación ni siquiera existe.

Rajoy y Herrera el pasado sábado en Salamanca
 Tormentosa es desde el primer día la relación con Cristóbal Montoro, como bien se ha visto en Salamanca, donde él y la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, escenificaron públicamente sus diferencias en torno al déficit llamándose de usted, algo insólito en un encuentro de partido entre dos correligionarios que hace mucho que se tutean. Soria y Montoro son las máximas “bestias negras” de la Junta, pero por encima de ellos está la tensa relación que mantiene Herrera con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quién, lejos de corregir a esos ministros, viene avalando todas sus decisiones respecto a Castilla y León.

 Así pues, a Herrera y los suyos les sobran motivos objetivos para estar mas quemados con el gobierno central. Y lo que durante mucho tiempo venía siendo un cabreo sordo, poco a poco ha ido explicitándose mediante diferencias cada vez más publicas y notorias en esos y en otros asuntos, como el de la reforma local. Con manifestaciones cada vez más “ostentóreas” por parte del Portavoz de la Junta, la mano que mece el diván presidencial. Una escalada de reproches que ha alcanzado su climax en el conflicto abierto en el seno del PP respecto a la distribución del techo de déficit entre las comunidades autónomas.

Quedaba por ver si la "rebeldía" de Herrera y otros barones territoriales contra el “déficit a la carta” constituía un verdadero pulso interno a la cúpula del PP  o tenía mucho de desmarque táctico oportunista para no compartir el coste electoral de esa y de otras políticas de Rajoy que dejan a los gobiernos autonómicos a los pies de los caballos. Y creo que la Interparlamentaria celebrada en Salamanca ha despejado esa duda.

Arenas, Cospedal, Floriano y Mañueco
Bastó con que en su apertura María Dolores de Cospedal mandara un aviso a navegantes advirtiendo que el “apoyo al gobierno no es negociable” para que los díscolos rápidamente empezaran a recoger velas. El único que contestó fue el extremeño Monago, quien reivindicó su derecho a discrepar, “porque esto en un partido, no una secta”. Pero a Monago se le consiente casi todo porque gobierna en minoría y tiene que hacer el paripé ante Izquierda Unida. Los demás, Feijóo, Rudi, González, De Diego, etc. no han vuelto a abrír la boca..

 El papelón era para Juan Vicente Herrera, que tenía que compartir con Rajoy la clausura del conclave salmantino. Y al antiguo seguidor de Antoñete le ha pasado lo peor que puede sucederles a los toreros afligidos: tenerse que enfrentar a un toro de verdad que deje en evidencia su falta de arrestos. Para su desgracia, Herrera tenía en Salamanca la oportunidad de reprocharle a Rajoy a la cara todo lo que él mismo y el locuaz Portavoz de la Junta llevan reprochando al gobierno a través de los medios de comunicación. ¿Y qué hizo? Arrugarse, claudicar y manifestar su adhesión inquebrantable a los designios marianos.

 Lejos de proclamar alto y fuerte eso tan rotundo de que “los españoles somos iguales ante el déficit público”, al presidente de la Junta solo le faltó pedir perdón antes de decir que el gobierno de la comunidad defenderá en el Consejo de Política Fiscal y Financiera el mismo déficit para todos, lo que hizo añadiendo a renglón seguido que “Castilla y León favorecerá todos los posibles acuerdos”. Traducción por si alguien no lo ha entendido: La Junta tragará sin rechistar con el déficit asimétrico que decida el gobierno. Un déficit a la carta que el propio Rajoy confirmó en Salamanca con su peculiar forma de decir: “Ya se sabe que los intereses no coinciden muchas veces, pero vamos a llegar a un acuerdo como seres humanos y civilizados  y sensatos que somos”. O sea, que habrá déficit asimétrico en beneficio de Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía.

 
Cristobal Montoro y Pilar del Olmo
Eso sí, oyendo a Herrera resulta que la responsable de la tormenta territorial desatada dentro del PP es la “actitud irritante” del gobierno de Cataluña por solicitar mayor cuota de déficit que los demás, postura que por cierto secunda a pies juntillas Alicia Sánchez Camacho, la presidenta de los populares catalanes.

 La faena de aliño para salir del paso se extendió a todos los demás asuntos espinosos. Su defensa de la minería del carbón, además de no censurar la actitud del ministro Soria, ni siquiera incluyó la exigencia del pago inmediato de las recortadas ayudas de 2012, que siguen sin abonarse sin ninguna justificación. Solo le faltó culpar de ello a Zapatero, como se la echó del cierre de Garona a las compañías eléctricas. A lo mas que llegó el presidente de la Junta fue a soltar media colleja a la ministra Ana Mato por sus nuevos recortes a la Ley de Dependencia.

 La conclusión es que en Salamanca se ha pinchado estrepitosamente el globo de ese Juan Vicente Herrera supuestamente crítico y reivindicativo ante el gobierno Rajoy. Una cosa son las declaraciones de cara a la galería y los brindis sol, o sea la pose y la pantomina, y otra tener el coraje político para mantener esa actitud critica y reivindicativa donde hay que sostenerla. Y ahí Herrera se afligió ante el morlaco, reculó de forma pusilánime y se arrugó hasta claudicar en toda regla. El doble juego político de la Junta ha quedado al descubierto.