Creo recordar que fue Manuel Fraga el que en cierta ocasión espetó a Felipe González que el gobierno socialista de entonces solo
acertaba cuando rectificaba. Va de suyo que la rectificación de los propios
actos -no confundir con el incumplimiento de los compromisos electorales- conlleva
la subsanación de un error, lo cual equivale a un acierto. Lo peor es ese orgullo político mal entendido, en realidad pura soberbia, que lleva a los gobernantes a
persistir en el error, agravando sus consecuencias, con tal de no reconocer que
lo han cometido.
Antonio Sáez. Sentado, Juan José Mateos |
Aun así, en esas ocasiones tampoco se reconoció explícitamente error alguno. Mientras el consejero de Educación, Juan José Mateos, fue desautorizado de forma un tanto abrupta por el presidente de la
Junta , el de Sanidad, Antonio
Sáez, se agarró al clavo ardiendo de que se había elevado el límite del
déficit fijado a la comunidad para no reconocer que le habían enmendado la
plana.
Ahora hemos visto que el gobierno autonómico ha cerrado el ejercicio de 2013 con un déficit del 1,09 por ciento, es decir 18 centésimas por debajo del 1,27 por ciento que tenía asignado. Significa que en un año de duros recortes socialesla Junta
se ha gastado 96 millones de euros menos de los que podía gastarse, cantidad que viene a ser muy similar a la que está ingresando anualmente a través del
“centímazo”.
Ahora hemos visto que el gobierno autonómico ha cerrado el ejercicio de 2013 con un déficit del 1,09 por ciento, es decir 18 centésimas por debajo del 1,27 por ciento que tenía asignado. Significa que en un año de duros recortes sociales
Hace al caso recordar que hace ahora un año,
cuando se planteó que se iba a revisar al alza el 0,7 por ciento de déficit
fijado por igual a todas las comunidades, la Junta puso el grito en el cielo ante la
posibilidad de que se fijara un déficit autonómico asimétrico. “Los españoles
somos iguales ante el déficit”, clamó Juan
Vicente Herrera, considerando intolerable que se establecieran diferencias
al respecto. Al final, el Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobó, con
el voto favorable de la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, un abanico que oscilaba entre el 1 por ciento
asignado a Extremadura y el 1,60 fijado a Valencia. Y después de toda esa brasa
resulta que la Junta
no ha utilizado 96 millones de euros que tenía disponibles para haber paliado
los recortes sociales o para dotar presupuestariamente un verdadero plan de
choque contra el empleo. O para pagar la parte de la paga extra de 2012 que adeuda a los 80.000 funcionarios y trabajadores públicos de la Administración Autonómica.
Juan Vicente Herrera |
Lo mismo que presentan como un "éxito" el hecho de que
Este incremento exponencial de la deuda es el que ha motivado que en 2.014 el gobierno Herrera tenga que dedicar nada menos que 1.360 millones de euros, el 13,66 por ciento del presupuesto de la comunidad, para hacer frente a vencimientos y amortizaciones. Y todavía presumen de que el nivel de endeudamiento de Castilla y León está por debajo de la media. Menudo consuelo…
Mientras tanto, por más que el partido
gobernante se empeñe en convencernos de que estamos en plena recuperación
económica, el ciudadano sigue sin percatarse de esa buena nueva. En términos
macroeconómicos, puede ser que la crisis haya tocado fondo, pero sus efectos
van a perdurar por mucho tiempo. Y ya sabemos que si se va enjugando lentamente
el índice de paro, va a ser a costa de la precariedad laboral y de unos salarios de miseria, tan de miseria que ya hemos asumido una nueva subcategoría
social: la del trabajador con empleo y sin embargo en situación de pobreza.
No hace mucho comentábamos aquí que el riesgo
de pobreza en Castilla y León se situaba en el 21,7 por ciento, dato por el que
algunos casi se felicitaban al compararlo con el 28,2 de media nacional.
Hace
dos días conocíamos un informe aun más lacerante sobre los estragos ocasionados
por la crisis. Según UNICEF, el 24,9 por ciento de la población menor de edad de esta comunidad se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social. Otra vez
el dato nacional (33,8 por ciento) es aún peor, pero no creo que ello consuele
a los 84.000 menores en esa situación, cuyas familias tienen serias
dificultades para acceder a una alimentación equilibrada.
Alumnos en un comedor infantil |
Y puede que ese porcentaje de “pobreza
infantil” no sea mayor en Castilla y León gracias al elevado número de
pensionistas, casi 600.000, muchos de los cuales están paliando las necesidades
de sus hijos y sus nietos. No es que la pensión media -no llega a los 848
euros- sea como para tirar cohetes, pero sigue estando por encima de la Renta Básica de Ciudadanía establecida
por la Junta
para evitar la exclusión social de familias y personas sin ningún ingreso.
Rentas aparte, si cruzamos el dato del censo de pensionistas con el de los 378.000 menores de edad con que cuenta Castilla y León tendremos a la vista la desequilibrada pirámide de población de esta
comunidad autónoma. Problema éste, el de la despoblación, sobre el que la Junta , vista su manifiesta
incapacidad para atajarlo, se ha sacudido la responsabiidad por elevación, endosando el muerto al
gobierno de Mariano Rajoy. Cualquier cosa antes que reconocer un fracaso.