A primera vista, la pasada visita de la
vicepresidenta del Gobierno al presidente de la Junta de Castilla y León ha
carecido de relevancia. Así es si nos atenemos a la versión oficial ofrecida
sobre el encuentro y a los parcos resultados del mismo, transmitidos además a
través de portavoces interpuestos, sin que los protagonistas tuvieran a bien
comparecer directamente ante los medios de comunicación. Desde ese punto de
vista, no le falta razón a la oposición al calificar la visita como
decepcionante y de escaso contenido.
Soraya Sáenz de Santamaría y Juan Vicente Herrera |
Parafraseando a MacLuhan, la visita era el mensaje. Sáez de Santamaría tenía mucho
interés en que se visualizara su cercanía y sintonía personal con Juan Vicente Herrera, desmintiendo así
la relación fría y distante que ambos han mantenido en estos dos últimos años.
Y nada mejor que el gesto de plantarse en la sede de la Junta para dejar claro que,
si hubo mal rollo en el pasado -que lo hubo-, hoy entre ellos reina la armonía
y la hermandad.
La primera consecuencia de ello es que, por mucho
que persistan las diferencias y conflictos entre ambos ejecutivos, la Junta va a bajar el tono de
sus reproches al gobierno Rajoy, absteniéndose de las invectivas dedicadas
hasta bien reciente a determinados ministros. Esos continuos rifirrafes
públicos entre dos administraciones gobernadas por el mismo partido no podían
seguir produciéndose y a partir de ahora no se van a producir. La
vicepresidenta se compromete a mediar entre la Junta y el ministro de turno que tenga la osadía
de “agraviar” a esta comunidad autónoma, una mediación que en el pasado ha
brillado por su ausencia, sin ir mas lejos en conflictos tan graves como el de
la minería del carbón.
Dolores de Cospedal |
Si la número dos del Gobierno estaba hasta ahora un tanto desubicada del escenario sucesorio, es evidente que tras esta visita ha dejado de estarlo. Y aunque la última palabra siempre la tendrá Mariano Rajoy, una alianza entre Herrera y Sáez de Santamaría puede resultar determinante a la hora de elegir sucesor.
Todo ello a escasos días de que Rajoy
deshoje la margarita del candidato del PP a las elecciones europeas y con ella
el alcance de un posible reajuste en su gobierno. Si además de Miguel Arias Cañete, que sigue siendo
el máximo aspirante a encabezar el cartel, se incorpora a la lista Ana Mato, ya serían dos los ministerios
vacantes, Agricultura y Sanidad. Sin descartar que, abierto el melón, la
remodelación se lleve por delante a algún otro ministro a estas alturas más que
amortizado.
Rosa Valdeón |
Se supone que estas incógnitas estarán
resueltas antes del 15 de marzo, día elegido por el PP de Castilla y León para
celebrar en Magaz de Pisuerga una convención autonómica sobre las próximas
elecciones europeas. (Otra cosa no, pero por convenciones en el PP no queda).
La novedad de ésta consiste en la presentación de un programa regionalizado de
cuya redacción se ha hecho cargo la vicesecretaria autonómica de acción electoral, Rosa Valdeón, a la que
cada vez se le queda más pequeño el ayuntamiento de Zamora.
Todo ello pone de manifiesto que el PP de
Castilla y León, consciente de que el resultado de los comicios europeos
trasciende a los simples escaños en juego, ha puesto en marcha su potente
maquinaria electoral como si le fuera en ello la supervivencia política. Frente
a dicha movilización contrasta el bajo perfil que sigue mostrando el PSOE de
Castilla y León, más pendiente de sus futuras elecciones primarias que de
cualquier otra cosa. El hecho de que tanto Julio Villarrubia como Óscar López hayan pasado de valorar la
visita de Soraya Sáez de Santamaría da perfecta idea de su dejadez e indolencia política
ante la aplastante hegemonía del PP en esta comunidad.
elblogdepedrovidente@gmail.com 6-3-2014