jueves, 6 de marzo de 2014

Soraya entra en juego en Castilla y León

 A primera vista, la pasada visita de la vicepresidenta del Gobierno al presidente de la Junta de Castilla y León ha carecido de relevancia. Así es si nos atenemos a la versión oficial ofrecida sobre el encuentro y a los parcos resultados del mismo, transmitidos además a través de portavoces interpuestos, sin que los protagonistas tuvieran a bien comparecer directamente ante los medios de comunicación. Desde ese punto de vista, no le falta razón a la oposición al calificar la visita como decepcionante y de escaso contenido.


Soraya Sáenz de Santamaría y Juan Vicente Herrera 
 Sin embargo, más allá de esa primera lectura superficial, a mi juicio la visita de Soraya Sáez de Santamaría tiene en el fondo un claro calado político y va a marcar un antes y un después en diversos aspectos. Parto de la base de que la vicepresidenta no vino a Valladolid a despachar esos asuntos incluidos en la agenda oficial, ninguno de los cuales hacía necesaria su presencia personal en el colegio de la Asunción.
 Parafraseando a MacLuhan, la visita era el mensaje. Sáez de Santamaría tenía mucho interés en que se visualizara su cercanía y sintonía personal con Juan Vicente Herrera, desmintiendo así la relación fría y distante que ambos han mantenido en estos dos últimos años. Y nada mejor que el gesto de plantarse en la sede de la Junta para dejar claro que, si hubo mal rollo en el pasado -que lo hubo-, hoy entre ellos reina la armonía y la hermandad.

 La primera consecuencia de ello es que, por mucho que persistan las diferencias y conflictos entre ambos ejecutivos, la Junta va a bajar el tono de sus reproches al gobierno Rajoy, absteniéndose de las invectivas dedicadas hasta bien reciente a determinados ministros. Esos continuos rifirrafes públicos entre dos administraciones gobernadas por el mismo partido no podían seguir produciéndose y a partir de ahora no se van a producir. La vicepresidenta se compromete a mediar entre la Junta y el ministro de turno que tenga la osadía de “agraviar” a esta comunidad autónoma, una mediación que en el pasado ha brillado por su ausencia, sin ir mas lejos en conflictos tan graves como el de la minería del carbón.

Dolores de Cospedal
Segunda y no menos importante consecuencia: Esta entente cordial con Juan Vicente Herrera permite a Sáez de Santamaría conquistar una posición de influencia de la que hasta ahora carecía ante la eventual sucesión en la presidencia de la Junta. No hace falta ser muy sagaz para sospechar que el pasado martes, una vez que se quedaron a solas, ambos abordaron la situación. De forma que la vicepresidenta conoce de primera mano la posición de Herrera al respecto, información de la que no dispone la propia secretaria general del partido, Dolores de Cospedal
Si la número dos del Gobierno estaba hasta ahora un tanto desubicada del escenario sucesorio, es evidente que tras esta visita ha dejado de estarlo. Y aunque la última palabra siempre la tendrá Mariano Rajoy, una alianza entre Herrera y Sáez de Santamaría puede resultar determinante a la hora de elegir sucesor.

 Todo ello a escasos días de que Rajoy deshoje la margarita del candidato del PP a las elecciones europeas y con ella el alcance de un posible reajuste en su gobierno. Si además de Miguel Arias Cañete, que sigue siendo el máximo aspirante a encabezar el cartel, se incorpora a la lista Ana Mato, ya serían dos los ministerios vacantes, Agricultura y Sanidad. Sin descartar que, abierto el melón, la remodelación se lleve por delante a algún otro ministro a estas alturas más que amortizado.

Rosa Valdeón
 El cierre de la candidatura europea despejará otra incógnita sin resolver, cual es si el actual eurodiputado-cuota del PP de Castilla y León, el abulense Agustín Díaz de Mera, se salva de la quema, o, si por el contrario, cede su puesto a otro insigne del partido en la comunidad. Si ocurriera esto último y el elegido fuera Tomás Villanueva, se abriría la posibilidad de un reajuste en la Junta más amplio que el de la mera sustitución del consejero de Economía.

 Se supone que estas incógnitas estarán resueltas antes del 15 de marzo, día elegido por el PP de Castilla y León para celebrar en Magaz de Pisuerga una convención autonómica sobre las próximas elecciones europeas. (Otra cosa no, pero por convenciones en el PP no queda). La novedad de ésta consiste en la presentación de un programa regionalizado de cuya redacción se ha hecho cargo la vicesecretaria autonómica de acción electoral, Rosa Valdeón, a la que cada vez se le queda más pequeño el ayuntamiento de Zamora.

Todo ello pone de manifiesto que el PP de Castilla y León, consciente de que el resultado de los comicios europeos trasciende a los simples escaños en juego, ha puesto en marcha su potente maquinaria electoral como si le fuera en ello la supervivencia política. Frente a dicha movilización contrasta el bajo perfil que sigue mostrando el PSOE de Castilla y León, más pendiente de sus futuras elecciones primarias que de cualquier otra cosa. El hecho de que tanto Julio Villarrubia como Óscar López hayan pasado de valorar la visita de Soraya Sáez de Santamaría da perfecta idea de su dejadez e indolencia política ante la aplastante hegemonía del PP en esta comunidad.

elblogdepedrovidente@gmail.com    6-3-2014