Al gobierno copilotado por el nefando tándem que
forman el presidente Alfonso Fernández Mañueco y el vicepresidente Francisco Igea le vino muy bien
políticamente la primera fase de la pandemia. Le sirvió para relegar a un
segundo plano su falta de gestión y su deriva hacia la política de tierra
quemada impulsada por el pirómano vicepresidente, plasmada en la voladura del
consenso básico PP-PSOE mantenido durante los primeros 36 años de existencia de
esta comunidad autónoma.
De entrada, sin contar con el PSOE, grupo
mayoritario en las Cortes Regionales, Mañueco e Igea promovieron una reforma
del Estatuto de Autonomía de antemano condenado al fracaso, ya que su
aprobación requería una mayoría cualificada imposible sin la adhesión de los
socialistas. Después pusieron en marcha, de forma igualmente unilateral, una
reforma de la atención primaria en el medio rural, el “Plan Aliste”, que
conllevaba el cierre de la inmensa mayoría de los 3.600 consultorios rurales,
que desde entonces, por mor de la pandemia, de hecho están cerrados, al igual
que están privados de atención presencial la totalidad de los centros de Salud,
rurales y urbanos.
Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea |
Por esa senda transitaba el gobierno bipartito
PP-C´s antes de que el Covid-19 irrumpiera en escena. En plena convalecencia de
la primera ola de la pandemia, cuando el coronavirus se había cobrado ya
alrededor de 4.000 víctimas en Castilla y León, al gobierno Mañueco le
sobrevino su primera crisis interna al dimitir el consejero de Empleo, Germán Barrios, hastiado de soportar
las injerencias y zancadillas, como no, del vicepresidente. Y Mañueco, en lugar
de acotar el alcance de dicha crisis al mero relevo del consejero dimisionario,
consintió que Igea entrara a saco en la consejería para colocar nuevos afines -el
viceconsejero, David Martín, ya lo
era- en el equipo de la amiga Ana
Carlota.
Los que ahora consideran irresponsable
plantear una posible moción de censura en plena pandemia pusieron en mayo patas
arriba la consejería de Empleo justo cuando se tramitaban más de 30.000 ERTES
que afectaban a unos 170.000 trabajadores.
Sala de estar de una residencia de ancianos |
Incomprensiblemente, el PSOE de Luis Tudanca, en función de una lealtad institucional pésimamente entendida , miró para otro lado ante el desastre de las residencias sin exigir su esclarecimiento en una comisión de investigación que la situación pedía a gritos .En lugar de ello se prestó a firmar a mediados de junio un pacto-trampa “por la reconstrucción” que la Junta rápidamente instrumentó como ejemplo de una política de diálogo y consenso que desde el primer momento había brillado por su ausencia. El PSOE no tardó en darse cuenta del engaño político y se descolgó de ese pacto, solicitando después, tarde y mal, la comisión de investigación sobre las residencias, impedida por la mayoría parlamentaria que suman PP y C´s, que tienen muchas vergüenzas y responsabilidades que tapar en ese luctuoso capítulo.
Tudanca y Sánchez en un acto electorl |
Hasta que a la vuelta del verano, Pedro Sánchez, que había pasado las de Caín para sacar adelante las últimas prórrogas del estado de alarma, decidió acallar los reproches de las comunidades autónomas hacia la actuación centralizada y unilateral del gobierno de la Nación impulsando una cogobernanza mediante la cual los gobiernos autonómicos dispondrían de un amplio margen para modular las medidas a adoptar en sus respectivos territorios. A partir de ese momento, el coste de las restricciones y demás medidas impopulares dejaba de recaer exclusivamente sobre el gobierno central, pasando a ser compartido por los de las comunidades autónomas, responsables directos de implementarlas.
No es que resulten muy fiables determinados sondeos (ya se sabe que en esto el que paga manda, pague directa o indirectamente) y menos si afectan a la Junta y se encarga de realizarlos “Sigma Dos”, firma con la que mantiene estrechos vínculos el vicesecretario de Relaciones Institucionales, José Miguel Elías, alto ejecutivo de la compañía hasta que pasó a ocupar su actual cargo.
Mañueco era el único político de la comunidad que
aprobaba en el sondeo realizado por “Sigma Dos” a mediados de octubre por
encargo nunca se ha sabido de quien (la agencia Ical difundió sus resultados
sin informar quien lo había encargado). Y a mediados de diciembre se daba a
conocer otro sondeo de misma demoscópica, en este caso encargado por Castilla y
León TV, en el que Mañueco volvía a ser el único político aprobado y el PP se
disparaba en intención de voto hasta el 37 por ciento, 5,2 puntos por encima de
su resultado electoral en 2019, sobrepasando al PSOE, que en su día le superó
en las urnas con 3,3 puntos de diferencia.
Manifestación de hosteleros |
Desconozco el grado de sesgo de dichos
sondeos, pero desde entonces a acá no hace falta encargar otro para sospechar
que la cadena de despropósitos a la que hemos asistido -desde la desdichada
estrategia seguida para “salvar las Navidades” al fiasco del adelanto del toque
de queda- ha deteriorado y mucho la imagen política del presidente Mañueco (la
de Igea ya andaba por los suelos y ha caído después a los sótanos).
Los sectores agraviados y damnificados
por la errática y caótica actuación de la Junta son ya legión. Los más conocidos son la hostelería y el comercio
en toda su dimensión (grandes, pequeñas y medianas superficies), pero son
muchísimos más, entre otros los gimnasios, las empresas dedicadas a las
actividades extraescolares y al deporte escolar, los 36.000 afectados por ERTES
excluidos de la ayuda complementaria aprobada en su día sin suficiente consignación presupuestaria, los
católicos que se han sentido atacados por la limitación del aforo en los lugares
de culto, el mundo de la Cultura y los espectáculos, etc. etc. Sin olvidar por
supuesto al abnegado personal sanitario, escarnecido a mayores por el infame
“decretazo”, y a los diversos colectivos que se consideran discriminados por
los volubles criterios adoptados en la actual campaña de vacunación.
Aún así, hay quien considera -se diría que en la lógica de la fatídica ley de Murphy- que la gestión la Junta no sería mejor si se hiciera cargo de la misma un gobierno socialista surgido de una hipotética moción de censura. “Ni de lejos es evidente que una alianza entre PSOE y Ciudadanos –de gobierno o de investidura– mejoraría sustancialmente la vida de los castellanos y leoneses en un momento tan crítico y difícil como éste”, escribía ayer el director de “El Norte de Castilla”, Ángel Ortiz, en su carta dominical. Desde luego empeorarla, no sería tarea fácil. Se desprende que el tránsito desde el antiguo “L´Osservatore herreriano” hacia “El pensamiento alfonsino” puede darse por completado, ello a mayor gloria del atribulado presidente de la Junta, quien, por mucho blindaje mediático de que goce, está atrapado entre las llamas de los continuos incendios provocados por el pirómano al que decidió encomendarse.