La alerta la activaba el pasado jueves el
presidente del Partido por Ávila (XAV), José
Ramón Budiño, y nadie le prestó atención. ¿Qué dice éste, que tiene
apellido de gaitero gallego y preside un partido del que su verdadero líder es
el vicepresidente, Jesús Manuel Sánchez
Cabrera, alcalde de Ávila y ex
presidente de la Diputación provincial cuando militaba en el PP?
Pues
Budiño no hablaba a humo de pajas. El PP acababa de romper con XAV la
negociación encaminada a que su procurador, Pedro J. Pascual, restableciera con su voto la mayoría absoluta pérdida
en las Cortes por PP y Ciudadanos. Y a Budiño esa ruptura -“no somos tontos”, declaró, recordando el anuncio de Mediamark- le
olía a un posible adelanto electoral en Castilla y León.
Alfonso Fdez. Mañueco y Carlos García |
Ya advertimos aquí que el pacto con XAV
presentaba serias contraindicaciones para el PP. Una era las ampollas que
levantaría en Génova, donde a Sánchez Cabrera no le perdonan haber echado un
pulso a Pablo Casado y además
ganársele. Otra era el agravio que podía generar en otras provincias las
contrapartidas en favor d la de Ávila. Y otra más era que ese pacto dejaía a
los pies a los caballos al PP abulense, coronado con una cornamenta propia de
la cabra montés que habita Gredos.
(Por cierto,
harto elocuente el doble rasero del presidente del PP y de la Diputación abulense,
Carlos García, que, tras poner el
grito en el cielo contra la Junta por el cierre del interior de la Hostelería
en Arévalo, vulnera el cierre perimetral yéndose de excursión a Madrid junto
con otros cargos públicos abulenses -entre ellos, los procuradores Miguel Ángel García Nieto y David Beltrán, y el director general de
Administración Local de la Junta, Héctor
Palencia- para acompañar a Pablo
Casado en una fiesta de la peña de taxistas abulenses. Y encima tienen la
desfachatez de colgar las fotos del evento en las redes sociales…).
Casado, Igea y Amigo, un "trío de la bencina" |
Pero a lo que íbamos. Para Mañueco, el adelanto de las elecciones autonómicas conllevaría todo un cúmulo de ventajas. Entre otras, se me ocurren las siguientes:
1.- Resolvería
de un plumazo el problema de la pérdida de la mayoría absoluta y el oneroso
lastre de seguir gobernando con un vicepresidente, Francisco Igea, y dos
consejeras, Verónica Casado y Ana Carlota Amigo (el cuarto elemento, Javier
Ortega, es inocuo) que constituyen un auténtico “trio de la bencina”.
2.-Se ahorraría
el previsible y elevado desgaste político de tener abiertas dos comisiones parlamentarias
de investigación, la de Perla Negra y demás turbiedades de la antigua
consejería de Economía (dinamita pura, al hacerse con la presidencia la
socialista Ana Sánchez) y la no
menos explosiva que se va a crear sobre el Covid y las residencias de ancianos.
.3.-Se garantizaría ser el candidato del PP a la presidencia de la Junta, cuestión que estará por ver si se celebra antes el Congreso autonómico del partido, en el que Génova planea promover una candidatura alternativa una vez diezmado el poder del actual presidente autonómico en los congresos provinciales en curso.
4.- Desbarataría
la presentación de una nueva moción de censura, iniciativa que el PSOE puede
reiterar en marzo de 2022. Si se consuma el descalabro de Ciudadanos en las
elecciones madrileñas, la estabilidad del gobierno Mañueco dependerá de 11 náufragos
políticos (los procuradores de C´s) y muy mal se le tendría que dar a Luis Tudanca para no encontrar entre
ellos los votos complementarios para sacar adelante esa nueva moción.
Mañueco y Moreno Bonilla, juntos en Madrid |
5.- En el caso
de que Ciudadanos salve los muebles en Madrid e Inés Arrimadas conserve las riendas del partido, Mañueco viene obligado
cumplir el compromiso contraído con ella – y ratificado en su pasado encuentro
en el Colegio de la Asunción- de prescindir de Igea, Casado y Amigo y nombrar
en su lugar a Gemma Villarroel y
otros dos afines a la dirección nacional de C´s, lo que para el presidente no
deja de ser un trago personal.
Ya me dirán si no le resulta tentador a
Mañueco activar el botón del adelanto electoral, en la expectativa, claro está,
de articular una nueva mayoría a lo Isabel
Díaz Ayuso: con el apoyo de Vox y los restos, si quedara alguno, de
Ciudadanos. En contra de la hipótesis juega que el presidente de la Junta no es
un político que se caracterice por su audacia. Pero hasta eso puede subsanarse:
su homólogo andaluz, Moreno Bonilla,
el compañero Juanma que como él
apostó en su día por Soraya Sáez de Santamaría, anda rumiando la misma
posibilidad. Y ambos pueden concertar la convocatoria simultánea de elecciones
anticipadas en la misma fecha. Atención a esta posible jugada a dos bandas.
(Publicado en elDiario.es Castilla y León)